sábado, 2 de febrero de 2013


Historias reales para ser contadas.

Era una fría noche de agosto en Buenos Aires, Teo salia de visitar a su hermana, y eran cerca de las 23,00 hs.
Causalmente, al llegar a la esquina de Parana (Vicente Lopez), le grita desde una casa, un hombre de unos 40 años, desesperado:
- Ayúdeme por favor, mi esposa esta descompuesta !!!!!!
Teo cruzo la calle, ingreso a la vivienda, y alli estaba ella, una hermosa mujer de 35 años, desmayada en el piso.
Le tomó los signos vitales y sus pulsaciones por minuto eran de 50 (estaba en el horno, como decimos por aqui).
Le dijo que debian llamar urgente a una ambulancia o llevarla a un centro medico.
El esposo, no coordinaba mucho, su desesperación se habia convertido en pánico.
- No conocemos a nadie , recien nos mudamos. ¿ Donde podemos llevarla?
Mientras pergeñaban como salir de esta situacion, la rubia, queda sin pulso !!!!!!!!!!!.
La cargó en sus brazos y la depositó en el asiento del acompañante de su Peugeot 206 gris.
- ¡¡ Vamos al hospital de San Isidro !!!!
Teo se sentó en el asiento trasero , comenzó a realizarle las maniobras basicas de reanimacion (aprendidas de su mujer, una médica fallecida un tiempo atrás), y la mujer recuperó en conocimiento.
Referia un dolor punzante en el pecho y el brazo dormido.
Iban transitando en el auto por los aires, pero faltaban como 30 cuadras, y !!! otra vez sin signos vitales !!!!!!!!!!!.
No habia forma de sacarla adelante, y eso que usó todos los trucos, Reiki, Yo Soy, digitopuntura, imposicion de manos, la regla de la mano izquierda y otras tecnicas aprendidas y practicadas durante 30 años, pero nada daba resultado.
Ya habia pasado 3 minutos visitando angeles, ¡¡¡¡ y no llegaban nunca !!!!!!!
Entonces suspiró, inspiró profundamente y se entregó a la Esencia Divina, que sabe cuando deben ocurrir las cosas.
Le dijo al esposo: - voy a intentar por ultima vez, reza para que tengamos éxito.
Le puso la mano izquierda sobre el pecho, cerre los ojos y , ¡¡el corazón de la mujer comenzo a latir nuevamente !!!, mientras el auto se iluminaba de una forma jamas imaginada, y una música angelical acariciaba los oidos.
Llegaron a la guardia del hospital, se la entregó en brazos al médico de guardia y le dijo:
- Se infartó, fijate si movilizo enzimas, la dejo en tus manos, sana y salva, hacete cargo.
Silbando bajito se fue a la parada del colectivo, debia levantarse temprano al otro dia, tenia que reparar el radar en un yate.

Ellos se han cruzado en estos dias, y ella lo mira extrañada, como sabiendo que hay algo inexplicable que los vincula y que trasciende el tiempo y el espacio.
Teo mira para otro lado y sonrie desde adentro, con la alegria de haber sido bendecido con la posibilidad de ayudarla.

Ellos no saben quien es, de donde salió, y nunca lo sabrán.
El es, ... quien agradece.

© edu wigand

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