lunes, 10 de junio de 2013

EQUILIBRIO.

EQUILIBRIO.

El autodominio ha sido elogiado como virtud desde los tiempos de Platón.
La antigua palabra griega que lo define era sophrosyne, cuidado e inteligencia para conducir la propia vida; un equilibrio y una sabiduría templados.
Los romanos y la primitiva iglesia cristiana lo llamaron temperantía, templanza, el dominio del exceso emocional. 
El objetivo es el equilibrio, no la supresión de las emociones, una vida sin pasión sería aburrida; le faltaría la riqueza de la vida misma.
Ponemos pasión en las cosas que hacemos cuando nos son gratas, en los afectos, en las expresiones artísticas.

Como señaló Aristóteles se requiere una emoción adecuada. Mantener el control de nuestras emociones perturbadoras es la clave para lograr el bienestar físico y emocional; los extremos atentan contra nuestra estabilidad (física y emocional)

*Las emociones.*

Las emociones pueden ser positivas o negativas.
Sean positivas o negativas ambas influyen en nuestro organismo; las primeras mejorándolo y las segundas causándole malestares y enfermedades.
Además las emociones son contagiosas; podemos, por ejemplo, contagiar optimismo o melancolía con nuestras expresiones físicas o verbales.

Optimismo: Es una actitud que evita la apatía, la desesperanza y la depresión. Es abrigar esperanzas de que las cosas saldrán bien a pesar de las circunstancias adversas. Es creer en nuestra propia voluntad y en nuestros propios medios para lograr los objetivos que nos hemos propuesto.

Buen Humor: Favorece la capacidad de pensar, de encontrar soluciones intelectuales o interpersonales. La risa ayuda a pensar más claramente en especial si necesitamos una solución creativa.

Felicidad: Nos da mayor energía, mayor entusiasmo, más ganas de disfrutar la vida. Mayor descanso al organismo y una mayor actividad en el centro nervioso que inhibe los sentimientos negativos.

Amor: Genera una gran relajación dándonos calma y satisfacción.

Ira: Aumenta el ritmo cardíaco, es la emoción que causa más daño al corazón. Es una emoción negativa que nos seduce pues nos da energía. Es el estado de ánimo que más cuesta dominar.

Tristeza: Decae la energía y el entusiasmo ante la diversión y el placer. El metabolismo del cuerpo se vuelve más lento. Esta emoción nos permite asumir y adaptarnos ante las pérdidas.

Melancolía: Nos produce un abatimiento; genera pensamientos negativos, tristes y malhumorados que no nos conducen a nada.

Ansiedad: anula toda capacidad de razonar, mina el intelecto. Comienza con preocupación hasta poder producir: fobias, obsesión, o ataques de pánico.

Estrés: es el inicio de enfermedades ya que anula la resistencia inmunológica y desgarra el sistema nervioso.

Depresión: es producto de una tristeza profunda e inmotivada y la inhibición de las funciones síquicas. Complica toda recuperación del organismo.

Después de enumerar estas emociones, positivas y negativas, no podemos negar que los estados emocionales regulan y tienen una tremenda incidencia en nuestra salud.

*Inteligencia Emocional*

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